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En teoría el e-mail fue inicialmente concebido como un medio de comunicación asíncrona, en el que quien envía un mensaje de correo electrónico no espera una respuesta instantánea. Si se exige una contestación inmediata o incluso en tiempo real, existen otras soluciones como las llamadas telefónicas o los servicios de mensajería instantánea a través de Internet. Cada herramienta tiene su propósito, pero la realidad es otra.
En la práctica, precisamente por la falta de implantación de nuevas (y efectivas) herramientas informáticas, el correo electrónico sigue siendo el rey y se utiliza como sistema de comunicación de propósito general, con todos los problemas que ello ocasiona. Todavía hay quien lo utiliza erróneamente como herramienta de comunicación síncrona, esperando del receptor una respuesta inmediata a sus mensajes. Esto provoca que muchos caigan en el error de pasar el día frente a la bandeja de correo electrónico, atendiendo a todas horas mensajes que no son en absoluto prioridad y posiblemente pasando por alto otros que sí lo son. En definitiva, haciendo un uso ineficaz de la herramienta.
Sobre el uso correcto, eficaz y sensato del correo electrónico, comparto este decálogo de buenas prácticas.
1. Revisa solo una vez al día
Revisa tu bandeja de correo electrónico solo una vez al día. Como mucho dos, y solamente en caso de extrema necesidad. Sobre todo elimina el terrible hábito de consultar constantemente el correo. Para lograrlo será de gran ayuda deshabilitar en todos tus dispositivos electrónicos (ordenadores, tablet, teléfono móvil, etc.) las notificaciones que avisan de un nuevo mensaje en tu bandeja de correo electrónico. Mucho más efectivo es desinstalar de tu smartphone las apps que permiten acceder a tu e-mail. Con una buena organización, una vez al día debería ser más que suficiente para una gestión completa y eficaz de tu correo electrónico.