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Es cierto que los números no importan; a mí, desde luego, no me importan. Sin embargo, alcanzar cualquier meta es siempre una buena excusa para hacer una parada, mirar hacia atrás y echar un vistazo al camino recorrido. Me detuve cuando escribí 50 artículos en el blog y también cuando llegué al centenar. Ahora es momento de hacer balance después de añadir otras 50 publicaciones al blog.
No diré aquello de que he llegado hasta este punto sin apenas darme cuenta o que, como quien no quiere la cosa, este es el artículo número 150. Para revisar todo el contenido del blog, tendría que dedicar unas cuantas horas a leer más de 160 000 palabras (como dos o tres libros). Detrás de cada publicación hay trabajo que no es trabajo, porque escribo por placer, para aprender y para compartir. Estos son mis motivos, estrictamente en ese orden. Escribo sobre lo que me interesa en cada momento, en función del tema que necesito aclarar o de aquello en lo que quiero profundizar.
Esta ilustración de PJ Milani refleja a la perfección la función de escribir para aclarar las ideas. Darle forma a un artículo obliga a pensar, leer y aprender.