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Autor: Enrique Benimeli

Ingeniero en Informática y profesor de Programación, Inteligencia Artificial y Robótica en Secundaria. Escribo en Ocho en punto sobre organización personal y tecnología. En Esfera TIC me centro en educación y TIC. Mi web personal es un cajón de sastre, pero en mi boletín, La ventana digital, pongo orden y resumo lo más destacado.

Organización personal y productividad: 25 lecciones (re)aprendidas

Tiempo de lectura: 4 minutos

Leer y escribir sobre organización personal y productividad me permite precisamente poner en orden algunas ideas. Hay muchas cuestiones que me interesan, especialmente relacionadas con la organización o con ciertos métodos de trabajo, y que uno ha asumido siempre como verdades inalterables. Sin embargo, leyendo en diversas fuentes distintos puntos de vista y reflexionando por escrito en este blog sobre las otras formas de hacer y organizar, sigo aprendiendo nuevas lecciones o confirmando otras que ya había asimilado. Y siempre llego a la conclusión de que tenemos la obligación de evaluar y reconsiderar constantemente nuestra forma de hacer y de pensar.

Algunos reflexionan sobre estos asuntos cuando el año va llegando a su fin, y según haya ido, basándose en las lecciones aprendidas, elaboran una lista infinita de buenos propósitos de Año Nuevo. Otros (muchos profesores) preferimos hacer este balance cuando el curso académico termina.

He intentado resumir en 25 puntos algunas lecciones aprendidas (otras reaprendidas o confirmadas) sobre organización personal, sobre productividad, sobre los procesos de aprendizaje, sobre las personas, sobre el tiempo, etc. Estas lecciones son las mías, quizá algunas sean erróneas o alguien no esté de acuerdo con ellas. Pero son mis 25 lecciones, una reflexión personal que suelo escribir en privado, pero que en esta ocasión me apetecía compartir:

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Checklist para cerrar bien el curso: 30 sugerencias de organización para profesores

Tiempo de lectura: 7 minutos

El fin de curso llega para alumnos y profesores, y no hay mejor momento que este para hacer balance y, sobre todo, para proponer un buen cierre del curso (que buena falta hace dejarlo bien cerrado). Esta vez no recurriré a aquella frase tan manida de que sin darnos cuenta llegó el verano, porque menudo año hemos tenido. Cada mes ha pesado lo suyo, y cada profesor lo habrá llevado seguramente de una forma distinta. Qué os voy a contar.

Todos los que estamos (porque seguimos) en este mismo barco hemos vivido intensamente esta singular travesía que empezó con un confinamiento allá por marzo de 2020, al que siguió un verano que no lo fue, para empezar un curso completamente fuera de toda normalidad. Clases presenciales: mascarillas, distancia social y una retahíla de normativas COVID. Pero también clases virtuales, con sus variantes híbridas para atender a todos nuestros alumnos de la mejor forma posible. Comunicación síncrona, asíncrona, mezcla de cada una y creatividad a partes iguales.

Y hemos llegado; lo hemos logrado. Personalmente, creo que si algo nuevo hemos aprendido es sobre adaptación al cambio y sobre nuevas formas de organización. Al menos hemos concluido esta etapa, que merece un buen cierre para descansar, tomar aire y empezar de nuevo en septiembre.

A final de curso suelo seguir el mismo ritual de cierre. Cada uno tiene sus manías y yo tengo unas cuantas en cuestión de organización. En esta ocasión he pensado que podría ser buena idea compartir algunas sugerencias en forma de checklist (o lista de chequeo para los más puristas de la lengua) para hacer un buen cierre del curso. Una vez finalizadas todas las tareas académicas y administrativas (obviamente asumiremos que esta parte la hemos completado), hay una serie de acciones relacionadas con la organización personal que merece la pena revisar para poder cerrar el curso, pero de verdad. He organizado los puntos en 10 bloques y comparto 3 consejos o sugerencias de cada ámbito. Espero que sean de utilidad, incluso para los que no os dedicáis a la docencia.

Hay 10 áreas en las que podemos poner especial atención y en las que seguramente hay asuntos que cerrar:

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10 beneficios de GTD explicados para no iniciados en el método

Tiempo de lectura: 3 minutos

El que conoce de cerca el mundo GTD a veces no es consciente de la cantidad de conceptos y vocabulario específico que utiliza a diario para describir su organización personal. Entre usuarios de GTD hablamos el mismo idioma, pero cuando queremos presentar el método a otros que lo descubren por primera vez (probablemente porque nos preguntan), hay que ser especialmente prudentes midiendo nuestras palabras. No queremos que huyan despavoridos por algo que, de hecho, puede ser la solución a un problema de desorganización.

Presentación de GTD en tres actos

Cuando me preguntan cómo me organizo, si uso agenda, si apunto lo que tengo que hacer y, si es así, cómo lo hago, normalmente no respondo directamente que utilizo el método de productividad personal GTD. En estas situaciones prefiero comentar que anoto las cosas que tengo que hacer en una lista y que sigo un sistema para hacer un seguimiento. Con está información es más que suficiente. Y un 80% de las conversaciones terminan aquí.

Sin embargo, si muestran interés y siguen preguntando, entonces aclaro que se trata de un método bastante popular (al menos entre el público interesado en métodos de organización), y entonces me centro en contar los beneficios de seguir un método, no necesariamente el que yo aplico. Y en este punto, un 80% de las veces, la conversación sigue.

Tras la presentación de mi lista particular de motivos, si quien me escucha sigue mostrando interés, entonces ya presento al método con nombre y apellidos, desvelo que se llama GTD, por las siglas en inglés de Getting Things Done, un método de productividad personal ideado por David Allen y que simplemente funciona.

Las preguntas típicas son: Pero… ¿cómo funciona? ¿es complicado? ¿por dónde empiezo? ¿qué aplicación hay que utilizar? Esta última es muy típica, y también es habitual la reacción de sorpresa al saber que no es necesaria una aplicación específica para aplicar el método para organizarse con eficacia. Porque GTD es eso, un método, no una herramienta.

10 beneficios de utilizar GTD para organizarte

¿Y cuál es la lista de motivos que doy cuando presento GTD? Siempre me centro en los beneficios del método, evitando utilizar terminología específica de GTD o conceptos que solo tienen sentido entre aquellos que ya han empezado a descubrir y aplicar el método.

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Cómo integrar Braintoss y Things para capturar (y solo capturar)

Tiempo de lectura: 4 minutos

Si capturas, solo captura

El método GTD establece varias fases para la organización personal y la primera es capturar. Sobre este eslabón de la cadena escribí el artículo Capturar de forma efectiva: qué, cómo y cuándo, y también La bandeja y la recopilación consciente (GTD #10). Quizá quieras leer estas notas antes de continuar.

David Allen insiste sobre todo en la necesidad de separar completamente el proceso de capturar de cualquiera de los siguientes pasos. Es decir, si capturamos, solo deberíamos hacer exactamente eso, capturar, y no hacer nada más con el elemento que añadimos a la bandeja de entrada. Ya tendremos oportunidad de definirlo en otro momento. La serie de pasos en GTD es precisamente lo que hace que el método sea muy robusto y seguro.

Las apps para organizar el trabajo en listas de tareas suelen incluir una bandeja de entrada con la función de poder capturar en ella cualquier elemento. Por ejemplo, Things, que es la aplicación que utilizo para gestionar mis tareas, integra una bandeja de entrada que permite ir añadiendo cómodamente nuevas ideas, tareas, notas, cosas… (porque ya aclararemos más adelante qué son). Sin embargo, cuando uno abre la aplicación para capturar, puede caer en la trampa de jugar con el resto de funciones que incorpora (y que además son visualmente muy atractivas) para etiquetar el elemento, moverlo a una lista específica, planificarlo para un día en concreto, etc. ¡Error! Si hacemos algo más que capturar, estaremos mezclando etapas diferentes del sistema y no estamos aplicando el método como deberíamos. En consecuencia, el engranaje GTD no funcionará; y estaremos haciendo otra cosa que no es GTD.

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Tienes tiempo y lo sabes: 16 claves para hacer un hueco en tu agenda

Tiempo de lectura: 6 minutos

El tiempo es el que es

Nuestro planeta gira en torno a su propio eje y una rotación completa dura 24 horas, que es la medida que representa un día para el ser humano. Además, la Tierra gira alrededor del Sol describiendo una órbita elíptica y durante ese viaje, que llamamos traslación, la Tierra gira sobre sí misma 365 veces, y el tiempo que tarda en hacerlo representa para nosotros un año. Es decir, que para todo ser vivo, el año tiene 365 días y el día 24 horas. El tiempo, tomando como referencia estos fenómenos naturales, es el que es. Ni podemos crear más tiempo en un día ni reducirlo en un año. Aun así, hay cosas para las que (decimos que) no tenemos tiempo. ¿Es tener el verbo adecuado? ¿O es reservar? ¿Asignar, quizá?

¿Por qué nunca tenemos tiempo?

Tenemos tiempo, claro que lo tenemos: solo es cuestión de asignarlo adecuadamente. La clave está en ser responsable y priorizar. Realmente, la solución al problema de «escasez de tiempo» es mucho más sencilla de lo que parece. Si (decimos que) no tenemos tiempo es porque:

  1. No organizamos bien nuestro trabajo en función del tiempo disponible. Probablemente no estamos utilizando ningún sistema de organización o no estamos aplicando correctamente el método de turno. También es posible que estemos seleccionando las tareas incorrectas que debemos realizar y, para cuando nos damos cuenta (siempre tarde), nos vemos obligados a terminar las que sí debíamos hacer. La consecuencia inmediata es tener que hacer el doble de trabajo, e inevitablemente invertir más tiempo. Efectividad es hacer bien las cosas correctas y no hay mayor pérdida de tiempo, no hay nada más improductivo que hacer bien las tareas equivocadas.
  2. Invertimos el tiempo en otros asuntos. Básicamente, no dejamos espacio para aquellas cosas que nunca encuentran su hueco en nuestros planes. Cada uno tiene sus valores en la vida y, en función de ellos, marca unas prioridades; y las acciones que lleva a cabo cada día vendrán determinadas por estas prioridades. Sin embargo, si siempre consideramos que la elección de tareas no está resultando demasiado efectiva y siguen quedando sin realizar muchas cosas que son importantes para nosotros, quiza no queda otra que revisar las prioridades y los valores que representan.

En general, el desastre productivo y la sensación de no tener tiempo para nada suele ser consecuencia de una combinación de estos dos factores: una mala organización y una pésima elección de lo que hacemos.

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