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Autor: Enrique

Profesores, agendas y tareas

Tiempo de lectura: 4 minutos

El profesor y su agenda son inseparables. Su relación es especial. El ritual de cada año de dar con la agenda perfecta también lo es. Pero nunca se adaptan exactamente a lo que necesitamos, ¿verdad?. ¿Cómo es posible que nadie haya diseñado todavía la agenda ideal?

Todo el mundo necesita anotar las citas o eventos en algún sitio, pero hago mención especial al docente porque este es el tercer artículo de la serie de miniconsejos para empezar el curso bien organizado.

Como profesores registramos muchos eventos durante el curso; nuestro calendario se llena ya en septiembre de clases, reuniones, jornadas, juntas de evaluación, charlas y días especiales. Es un trabajo en parte dirigido por el calendario y durante la jornada realmente hay muy pocos momentos (o ninguno) disponibles para poder adelantar trabajo. De agendas, tareas y «gestión del tiempo», aquí van algunos consejos:

Digitaliza tu agenda

No hablo de escanear tu agenda, sino de utilizar una herramienta digital para organizar el curso. Créeme, son todo ventajas. Seguramente sientas un apego especial por tu agenda. Probablemente compras (o te regalan) el mismo modelo todos los años, o quizá eres un innovador y exploras distintas alternativas cada curso. El papel está muy bien, no digo lo contrario, pero las herramientas digitales para la gestión del calendario son mucho más efectivas.

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La organización efectiva: una cuestión de planificación y método

Tiempo de lectura: 3 minutos

Seguimos con la serie de miniconsejos para empezar el curso bien organizado. Ya hemos abordado el noble arte de tirar, archivar y digitalizar para reducir la cantidad de elementos que poseemos o gestionamos cada día. Este proceso, además de tener un efecto liberador, permite lograr no solo la organización física que necesitamos, sino también el orden mental. Aquello de menos es más.

El siguiente paso es especialmente importante. Aunque muchos se resistan a ello (habitualmente porque requiere tiempo), todos necesitamos un plan y un sistema para organizarnos. Si nos preocupa la efectividad en nuestro trabajo, desde luego necesitamos poner en práctica algún método de organización.

Además, deberemos aprender a diferenciar lo urgente de lo importante, así como a anticiparnos a futuras tareas que puedan aparecer para evitar, con una buena planificación, una avalancha de trabajo en ciertos momentos del curso. Se me ocurren varios puntos básicos que merece la pena que consideres:

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El noble arte de tirar, archivar y digitalizar

Tiempo de lectura: 3 minutos

El inicio de curso siempre invita a poner en orden ciertos asuntos. Todo suele empezar con la compra de una agenda y con la ilusión, luego frustrada, de que «este año me voy a organizar mejor». Para los que somos profesores, septiembre es el nuevo inicio de año. Leía en Twitter el pasado 31 de agosto el hashtag #NocheViejaDocente.

Todos los años (cursos) sigo el mismo ritual de organización durante los primeros días. Se trata de una especie de checklist mental que intento cumplir para empezar con buen pie las clases. Alguna vez escribí sobre el tema, pero quizá sea momento de ponerlo por escrito en una serie de artículos a modo de miniconsejos para empezar el curso bien organizado. Adelanto que esta reflexión seguramente puede servir en cualquier entorno de trabajo.

El primer grupo de consejos tiene que ver con el noble arte de tirar y el buen hábito de archivar y digitalizar.

Elimina, archiva y digitaliza

Deshacernos de aquello que no necesitamos tiene un efecto liberador. Al principio puede costar un poco, pero luego no hay forma de parar. Tirar lo que sobra tiene también un punto adictivo. Reducir el número de cosas que tenemos solo reporta beneficios. Ganamos espacio, tenemos menos que limpiar, tardamos menos en encontrar lo que necesitamos, eliminamos distracciones y los espacios que antes acumulaban centenares de objetos lucen más bonitos.

Eliminando, archivando y digitalizando conseguimos no solo orden físico, sino también mental. Y este proceso deberíamos llevarlo a cabo (y mantenerlo) tanto en casa como en nuestro lugar de trabajo. Tampoco hay muchas más opciones: eliminar, archivar, digitalizar u ordenar.

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Cómo ahorrar tiempo (II): tu hora productiva y el consumo de televisión

Tiempo de lectura: 2 minutos

Una de las formas de liberar tiempo para proyectos personales (como escribir este artículo) o simplemente no hacer nada y descansar (como haré luego) es tratar de ahorrar algunas horas a la semana en ciertas tareas.

Escribí sobre este tema en un primer artículo sobre cómo ahorrar tiempo. En él, comentaba la importancia de dosificar y planificar el acceso a redes sociales y, en general, cómo limitar el uso del teléfono móvil.

En esta ocasión, continúo la serie con dos nuevas ideas clave: las horas productivas por la mañana y el consumo responsable de televisión.

3. Madruga y encuentra tus horas productivas

Cada uno tiene sus rutinas de trabajo. Hay quien trabaja mejor por la mañana, bien temprano, y otros prefieren hacerlo por la noche. En este punto entran en juego muchos factores, sobre todo nuestro horario laboral (el oficial, porque siempre surgen imprevistos). En general, la gran mayoría de las personas tienen un trabajo de día, y en este caso creo que madrugar siempre es una buena idea.

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El cortapega productivo: de los atajos de teclado a Clipy (y una broma hecha realidad)

Tiempo de lectura: 3 minutos

Hace una semanas la RAE presentó las novedades del «Diccionario de la lengua española» en su actualización 23.5. Como ya es habitual, en el apartado de lengua y tecnología, se han incorporado términos nacidos del lenguaje de Internet, las redes sociales y las nuevas tecnologías. En esta ocasión se han añadido las nuevas acepciones de la jerga informática para los verbos cortar y pegar. Y también la forma coloquial cortapega.

De momento no existe una entrada «copiapega»en el diccionario que, técnicamente, hace referencia a una acción similar en la que no se eliminan (no se cortan) los datos originales, sino que el objeto original (texto, archivo, etc.) permanece intacto porque simplemente se realiza una copia. Cortapega o «copiapega», qué más da. Lo que nos importa aquí es, ¿se puede se más productivo con este tipo de acciones?

El cortapega básico (y clásico): los atajos de teclado

El cortapega y el «copiapega» son acciones que utilizamos a diario en entornos digitales. Son acciones que hacemos a veces casi insconscientemente con nuestros ordenadores y teléfonos móviles. Copiar un texto aquí para ponerlo allá. Si pusiéramos un contador que sumara el número total de cortapegas que hacemos al día, seguramente nos sorprendería la cifra. Su inventor, el científico Larry Tesler, seguro que estuvo bien orgulloso de sus tres famosos comandos: copiar, cortar y pegar.

Ya sabemos que en el mundo de la productividad, una acción que repetimos muchas veces es susceptible de ser automatizada o minimizada en su duración. En el caso de los cortapegas, un simple atajo de teclado reduce el tiempo de una sola acción. Desde luego, para un simple cortapega el ahorro de tiempo es mínimo, apenas unos segundos, pero cientos de cortapegas a lo largo del día acumulan muchos minutos que no debemos desperdiciar.

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