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Cuando la hora importa

Con este artículo, empiezo la serie de buenas prácticas para una comunicación digital más efectiva. En este decálogo trataré el exceso o la falta de comunicación, los canales inadecuados, las prioridades equivocadas, la duplicidad de la información o los tiempos incorrectos. Este último parece un buen punto de partida.

Tiempo de lectura: 2 minutos

Con este artículo, empiezo la serie de buenas prácticas para una comunicación digital más efectiva. En este decálogo trataré el exceso o la falta de comunicación, los canales inadecuados, las prioridades equivocadas, la duplicidad de la información o los tiempos incorrectos. Este último parece un buen punto de partida.

Un mensaje a deshoras puede tener un efecto inesperado. Una comunicación en un momento inoportuno podría no lograr su cometido, sobre todo si en el contenido viaja una petición. Pongámonos del otro lado: si recibimos un mensaje que conlleva cierto trabajo durante nuestro horario laboral, lo tomaremos como parte de nuestras obligaciones, aunque no nos haga especial ilusión. Si lo recibimos fuera del horario laboral, la cosa cambia y nuestra reacción será bien distinta.

Esta situación puede parecer una exageración, pero el tema no es menor. No en vano, hay expertos en comunicación que conocen muy bien la psicología que hay detrás del asunto y saben cómo aplicar las mejores estrategias para lograr una comunicación digital eficaz. Lógicamente, decidir qué información enviamos es fundamental. Acertar con el canal también lo es. Pero elegir el momento no es menos importante.

Básicamente, hay dos puntos importantes que deberíamos considerar antes de enviar un mensaje: nuestro horario de trabajo y el de quien recibirá la información. Es una cuestión de respeto por nuestros límites en el trabajo, pero también de consideración por el otro. Cuando enviamos un mensaje, de algún modo estamos obligando al receptor a que nos dedique un tiempo.

En realidad, solo deberíamos enviar y atender las comunicaciones en nuestro horario laboral. Es una cuestión de imagen del profesional y por tanto de la empresa en la que trabaja. No todo el mundo lo entiende de esta manera, pero lejos de parecer un profesional implicado en su trabajo, responder mensajes a deshoras puede dar a entender falta de organización, descortesía o ineficiencia.

También es cierto que dependiendo del tipo de canal por el que enviamos el mensaje, podemos ser más o menos flexibles con las horas. Si enviamos un correo electrónico, en principio, al tratarse de una forma de comunicación asíncrona, no esperamos que el receptor responda al instante. Realmente, lo podemos enviar a cualquier hora, pero conviene hacerlo durantes nuestro horario laboral. De nuevo, por una cuestión de imagen profesional que no deberíamos descuidar.

Si se trata de un mensaje instantáneo, la cosa cambia. En este caso particular es muy importante no solo enviarlo durante nuestro horario de trabajo, sino también tener especial consideración con los horarios del receptor.  Desde luego, si tenemos un horario de tarde o noche, no deberíamos enviar un mensaje instantáneo (WhatsApp, SMS, Telegram, etc.) si sabemos que el receptor tiene un turno de mañana. Lo mismo para el caso contrario. Todos merecemos descanso.

Hacer las cosas bien en materia de comunicación no cuesta mucho y, además, demostramos ser personas organizadas, atentas y eficaces.

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