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En alguna ocasión anoté en mi lista de tareas «instalar y probar editor Cold Turkey» con la intención de utilizar el programa cuando tuviera algo más de tiempo. Si me parecía interesante, publicaría alguna reseña sobre él. Y en ello estoy: abriendo la aplicación por primera vez y casi obligado a escribir ya la reseña de lo que estoy viendo. Tampoco tengo muchas más opciones. Estoy atrapado en el programa.
Cold Turkey Writer es un editor para escribir sin distracciones. Y de momento (es decir, ahora mismo mientras escribo esta líneas) está cumpliendo su función principal. He instalado el programa hace unos segundos para probar su funcionamiento y al empezar un nuevo proyecto, ha aparecido un mensaje ofreciendo tres opciones. Dos de ellas permiten bloquear cualquier función del sistema que no sea el propio editor Cold Turkey Writer. La tercera permite trabajar sin ningún tipo de limitación. El primer tipo de bloqueo se desactiva cuando hayamos escrito con el editor un mínimo número de palabras que nosotros mismos especificamos. Con el segundo tipo de bloqueo podemos establecer un tiempo mínimo durante el cual deberemos estar escribiendo (o dejando pasar el tiempo, claro). Transcurrido ese tiempo límite, el editor habilitará de nuevo todas las funciones del sistema.