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Hace una semanas la RAE presentó las novedades del «Diccionario de la lengua española» en su actualización 23.5. Como ya es habitual, en el apartado de lengua y tecnología, se han incorporado términos nacidos del lenguaje de Internet, las redes sociales y las nuevas tecnologías. En esta ocasión se han añadido las nuevas acepciones de la jerga informática para los verbos cortar y pegar. Y también la forma coloquial cortapega.
De momento no existe una entrada «copiapega»en el diccionario que, técnicamente, hace referencia a una acción similar en la que no se eliminan (no se cortan) los datos originales, sino que el objeto original (texto, archivo, etc.) permanece intacto porque simplemente se realiza una copia. Cortapega o «copiapega», qué más da. Lo que nos importa aquí es, ¿se puede se más productivo con este tipo de acciones?
El cortapega básico (y clásico): los atajos de teclado
El cortapega y el «copiapega» son acciones que utilizamos a diario en entornos digitales. Son acciones que hacemos a veces casi insconscientemente con nuestros ordenadores y teléfonos móviles. Copiar un texto aquí para ponerlo allá. Si pusiéramos un contador que sumara el número total de cortapegas que hacemos al día, seguramente nos sorprendería la cifra. Su inventor, el científico Larry Tesler, seguro que estuvo bien orgulloso de sus tres famosos comandos: copiar, cortar y pegar.
Ya sabemos que en el mundo de la productividad, una acción que repetimos muchas veces es susceptible de ser automatizada o minimizada en su duración. En el caso de los cortapegas, un simple atajo de teclado reduce el tiempo de una sola acción. Desde luego, para un simple cortapega el ahorro de tiempo es mínimo, apenas unos segundos, pero cientos de cortapegas a lo largo del día acumulan muchos minutos que no debemos desperdiciar.