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Etiqueta: recopilación

7 momentos para capturar

Tiempo de lectura: 3 minutos

GTD® es un método de organización muy efectivo que define una serie de etapas que debemos seguir sistemáticamente. En realidad, aplicar este sistema a nuestro trabajo no debería entrañar mayor dificultad porque GTD® hace referencia a 5 fases que corresponden (o deberían corresponder) con el flujo natural de nuestro trabajo. Sin embargo, «subirse a la tabla» requiere cierta práctica. De nuevo, los hábitos salen a escena.

En cualquier área de responsabilidad que implique la realización de un trabajo por nuestra parte, el proceso natural (e ideal) sería recopilar (capturar) primero cualquier asunto pendiente. A continuación, deberíamos definir (aclarar) bien qué son esos asuntos que acaban de entrar en nuestra bandeja de entrada. Seguramente después intentaríamos organizar las tareas que hemos logrado detallar. El paso siguiente sería revisar (evaluar) nuestras tareas ya organizadas y reflexionar sobre ellas, para finalmente actuar en consecuencia y simplemente dedicarnos a hacer la tarea que más conviene en cada momento. Y esto, básicamente, es GTD®: capturar, aclarar, organizar, reflexionar y hacer.

Sobre el primero de los pasos he escrito varios artículos que os invito a leer:

Si he dedicado tantas líneas a esta parte del proceso es porque creo que es un hábito fundamental para lograr que el sistema de organización funcione. Si no capturas, no tienes nada. Capturar es el primer eslabón de una cadena en la que el orden y la disciplina son primordiales. Recopilar asuntos pendientes, capturar «cosas» puede parecer un paso trivial, pero también tiene su miga. También se puede capturar mal, sobre todo no capturando cuando deberíamos hacerlo.

Personalmente, el proceso de capturar lo tengo ya totalmente interiorizado. Lo hago de forma sistemática y prácticamente inconsciente. De hecho, hay distintos momentos durante el día en los que dedico un tiempo a recopilar; y me he dado cuenta de que son hábitos que he ido adquiriendo con el tiempo y que, afortunadamente, han decidido quedarse.

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Drafts: del borrador a la acción

Tiempo de lectura: 4 minutos

Libreta, folio en blanco, app móvil o servilleta de un bar. Cada uno anota donde más le gusta, o donde las circunstancias se lo permiten. Descartamos la memoria, porque ya sabemos que no siempre podemos confiar en ella. Las ideas llegan a nuestra cabeza sin avisar, así que conviene tener siempre a mano un lugar físico, alguna especie de cajón de sastre donde podamos dejar versiones en borrador de las cosas, sin ninguna estructura preestablecida y sin un orden en particular.

Y digamos que «cosa» es esa idea que no ha tomado forma definitiva todavía. No sabemos qué será, o ni siquiera podemos definir lo que es. En ocasiones no podemos determinar si será un texto que finalmente será publicado, o una tarea que estaremos obligados a realizar o simplemente un recurso que compartiremos en redes sociales. Hay ideas que necesitan reposar y deben pasar necesariamente por una versión en estado borrador antes de conocer su destino final. Y en la mayoría de casos estamos hablando de borradores en formato texto. Quizá anotamos un par de ideas, que simplemente verán finalmente el timeline de Twitter. O quizá una sola idea sea el detonante de un interesante artículo que quedará publicado en un blog. O quién sabe, apenas una palabras podrían ser las primeras de una futura novela.

Drafts (borradores, en inglés) es precisamente una herramienta diseñada con este propósito. En ella podemos reunir todas las ideas, de cualquier tipo y utilizando varios formatos, para luego decidir qué haremos con ellas. Podríamos pensar que ya contamos con esta función en la típica aplicación de notas de nuestro teléfono móvil que abrimos para «anotar cosas». Sin embargo, Drafts es mucho más que una app de notas.

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La bandeja y la recopilación consciente (GTD #10)

Tiempo de lectura: 3 minutos

En el último artículo de esta serie sobre GTD, expliqué por qué el proceso de recopilación es una técnica efectiva de gestión de memoria. Capturar todo aquello que tenga apariencia de «incompleto» o de tarea potencial, recopilar cualquier cosa pendiente de hacer, nos permite al menos sacarlo de la cabeza, que no es poco. Y cualquier sistema que permita liberar nuestra mente para ocuparla con otras tareas más productivas, siempre es una buena idea. Por lo tanto, recopilemos.

Además, decíamos que no solo recopilamos en modo digital las ideas o tareas utilizando nuestras herramientas informáticas favoritas, sino que también las cosas del mundo físico también pueden ser objeto de recopilación. Abstractos o físicos, los objetos deben ser capturados en un lugar confiable, y además conviene hacerlo, en la medida de lo posible, en el mismo instante en que aparecen.

Del proceso de recopilación, aparentemente simple, hay sin embargo mucho de qué hablar. Sobre la recopilación de tareas en un programa informático seguramente ya sabemos mucho. En la categoría de «productividad», el catálogo de aplicaciones para mantener listas de tareas es casi infinito. Tendrán su momento y espacio en este blog.

Sin embargo, siguiendo el orden propuesto en el libro de David Allen (muy acertado, por cierto) para hablar de utilidades de recopilación, me gustaría empezar a compartir algunas de las herramientas de «baja tecnología» propuestas por el autor. Siempre entendemos «baja tecnología» como soluciones no digitales. Y hoy hablaré simplemente de las bandejas. Sí, de esas que tenemos sobre el escritorio.

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La recopilación en GTD: una técnica efectiva de gestión de memoria (GTD #9)

Tiempo de lectura: 3 minutos

El proceso de recopilar es uno de los eslabones del método GTD. Es tan importante como el resto de engranajes de la maquinaria Getting Things Done: procesar, organizar, evaluar y hacer. La recopilación es el primero de los pasos que se aborda en el aprendizaje del metódo, precisamente porque es el punto de entrada de nuevos elementos a nuestro flujo de trabajo. Recopilar correctamente es todo un arte, aunque pueda parecer algo simple y obvio.

Nunca sabemos todo lo que queda por hacer

Una pregunta muy sencilla: ¿sabes todo lo que tienes que hacer? Y con «todo» me refiero absolutamente a «todo» aquello que, de algún modo u otro, tienes pendiente de hacer, está incompleto o provoca que pronuncies frases que empiezan por «que no se me olvide hacer…» o «tengo que…». No, seguramente no sabes con certeza todo lo que tienes que hacer.

Podríamos decidir hacer un completo repaso mental para enumerar uno a uno los asuntos pendientes. Sería bastante probable que olvidáramos citar algunos. Imaginemos que no. Incluso en el caso de lograr tal hazaña, tampoco tendríamos la certeza de conocer todas y cada una de las cosas que quedan por hacer, sobre todo porque, durante el tiempo de revisión mental, estarían llegando nuevas tareas «disfrazadas» de correos electrónicos, de mensajes instantáneos, de cartas en el buzón, de documentos en un casillero de la oficina, de mensajes de voz, etc. Todas desconocidas para nosotros hasta descubrirlas en sus respectivas «bandejas». Al menos en estos casos sabríamos dónde encontrarlas. En problema surge con aquellos «incompletos» o «cosas por hacer» que siguen en nuestra cabeza. Necesitamos tomar nota de ellos y en GTD nos referimos a este proceso como «recopilación».

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Cinco engranajes simples para una maquinaria GTD efectiva (GTD #8)

Tiempo de lectura: 3 minutos

En el fondo, GTD es un sistema bastante lógico y sensato. No diré aquello de «se me podría haber ocurrido a mí», pero sorprende del método que la idea en general y en particular los procesos de los que consta, no destacan precisamente por su sofisticación. Más bien todo lo contrario: es su sencillez la que dota al método de potencia (y popularidad). Menos es más.

De hecho, David Allen ya advierte en las primeras páginas de su libro que es muy posible que ya estemos llevando a cabo de forma similar algunos de los procesos del método de organización Getting Things Done. No son los distintos engranajes del método por separado sino la maquinaria al completo la que hace de GTD un sistema de organización tan efectivo. Y no olvidemos que el objetivo no es otro que lograr trabajar de forma productiva y relajada.

Pensemos en cualquier escenario habitual cuando llegan a nuestro flujo de trabajo «cosas que hacer». Nos encontraríamos en situaciones muy parecidas a las que se describen a continuación.

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